jueves, 6 de agosto de 2009

INFANCIA Y SOCIEDAD : INFANCIAS DE FIN DE SIGLO

INFANCIAS DE FIN DE SIGLO
Cuando investigamos la realidad de la infancia argentina a fines del siglo XIX hallamos situaciones de abandono, infanticidio, abuso y explotación laboral estrechamente conectadas a deficiencias estructurales del sistema para erradicar estas miserias.
Los usos erráticos del discurso que reparten a los chicos entre las categorías no arbitrarias de niños y de menores se hallan en estado incipiente.
Se señalará no sin razón, que estos síntomas del desamparo insisten aún en nuestros días, sin embargo debemos ser cuidadosos en el análisis de ciertos analizadores para evitar interpretaciones ligeras del tipo “nada ha cambiado desde entonces”.
En lo que va de un fin de siglo a otro, la realidad de las infancias en nuestro país parecería haberse transformado tan radicalmente que hoy celebramos el hecho que cierto paradigma de la potestad de dominación del padre sobre el hijo, como objeto de protección, halla cedido paso al paradigma del niño como sujeto de derechos y sujeto de protección.
En 1899 se crea en Illinois la Juvenile Court Act, el primer tribunal que da nacimiento al control social formal de niños y adolescentes,es decir la justicia juvenil, los institutos de menores y los reformatorios .Se sienta así la base de una cultura de la asistencia a niños que, al segregarlos o compadecerlos, lejos está de protegerlos o transformar sus necesidades en derechos.
En ese mismo año, en pleno furor de la Argentina inmigratoria, amas italianas o vascas robustas ofertaban su leche abundante de cincuenta días para la crianza “en casa del niño” o “para criar afuera”. Granja Blanca popularizaba su leche maternizada para la crianza de niños , Nestlé competía con su harina láctea y “Racahont Delagrenier” se propagandizaba como el mejor alimento para los niños.
Muchachas de 12 a 15 años eran solicitadas para servicio doméstico pero para aportar sal y pimienta a la crónica de la época una denunciante acusa a su esposo de bigamia con una joven de 15 años. Las institutrices francesas se ofrecían para educar a niñas distinguidas.Otras niñas ofrecían recitales de canto y declamación junto a coros de alumnos de sociedades comunitarias de inmigrantes.
Las cifras del Registro Civil daban cuenta públicamente de nacimientos legítimos e ilegítimos de mujeres y varones .En cuanto a las defunciones las cifras espantan.El Registro Civil de la Capital Federal en su cuadro demográfico de septiembre de 1899 anuncia 521 matrimonios ,2872 nacimientos, 1309 defunciones y 62 reconocimientos.
Los pobres extremos parecen no tener otro lugar que el aislamiento :el intendente de Buenos Aires le exige mayor energía al jefe de policía en la recogida de mendigos para “conducirlos al asilo” .
El Instituto de Sordomudos se cerraba “por razones de economía y por no dar resultado”.En los teatros, compañías líricas italianas ofrecían recitales a beneficio de la comisión auxiliadora de los pobres de instituciones como la Sociedad de las Catalinas, la Sociedad Protectora de Niños Desvalidos, el Orphelinat Français, el Patronato de la Infancia y la Sociedad Protectora de Huérfanos Militares ..
La solidaridad entre vecinos e inmigrantes para socorrer a un necesitado en la atención de los gastos de curación de un niño ciego, se diferencia de aquellos protectores y patrones que custodiaban y conservaban el orden de las cosas. La Nación critica a la “beneficencia de nuestros ricos”. De la filantropía de la Sociedad de Beneficencia fundada por Rivadavia a los derechos habría un largo trecho.
Así, el Patronato de Indios, se constituye “para reducirlos a la vida civilizada y obtener su reconocimiento de capacidad jurídica para ejercer la representación legal en juicio”. Los menores huérfanos serían colocados en asilos y talleres de las sociedades establecidas en la Capital. Se inscribía así otro capítulo de humillación y desarraigo en la historia segregacionista de la infancia aborigen que en un libro de lectura de la época son descriptos como pertenecientes a ” pueblos muy inferiores a la nación que los conquistó ”.
Habrá que esperar a la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 que en sus artículos 20 y 39 garantizan la protección estatal de niños miembros de minorías étnicas, religiosas, o lingüisticas y el derecho a practicar su propia cultura.
El infanticidio comienza a ser objeto de estudio por diferentes disciplinas. El cacique Namuncurá denuncia en Choele-Choel que Víctor Equisa dio muerte a su sobrino de 12 años descerrajándole un tiro de revolver pero el comisario no tomó medida alguna.
La sirvienta de la casa del director de la Escuela de Río IIº (Córdoba) dá muerte por envenenamiento y estrangulamiento a una sobrina de dos años a quien previamente había golpeado, quemado y rasguñado durante varios días . La crónica policial consigna que la mujer quería que la niña se muriera “por ser muy caprichosa” y que “no demostró arrepentimiento no obstante ser muy devota y tener su pieza adornada de santos, crucifijos y escapularios”. En Sunchales, la muchacha María Almeida (se sabe que su madre ha cometido también otros infanticidios) enterró vivo a un recién nacido.
Hoy se sabe que las enfermedades infecciosas y la violencia ejercida en los niños continúan siendo las principales causas de mortalidad prematura.El abandono de niños era el resultado de la condición social de la madre y de la cultura de la época que discriminaba a la madre soltera y a su hijo .También aquí habrá que esperar 95 años la legislación que salvaguarde la función de reproduccción y garantizar protección y servicios antes ,durante y después del parto.
En 1899 los suicidios de niños están a la orden del día por “disgustos de familia” o “debido a que sus patrones lo reprendieron porque no daba buen cumplimiento al trabajo”.
No obstante los avances registrados, una sociedad en la que niña(o)s y adolescentes puedan realizar sus derechos plenamente está lejos de alcanzarse. En palabras de Cecilia Grosman se trata de ”la larga batalla para aproximar la realidad al sueño de la palabra”.
Los gobiernos que se entusiasman con las cifras de crecimiento e inversión (ineficaces,no obstante,a la hora de revertir las causas de reproducción de la pobreza) y los ciudadanos (afectados en su capacidad política participativa) ¿podrán garantizar que en el Tercer Milenio estos derechos no sean una mera retórica?.

DAVID ALBERTO FUKS


INFANCIAS DE FIN DE SIGLO

Cuando investigamos la realidad de la infancia argentina a fines del siglo XIX hallamos situaciones de abandono, infanticidio, abuso y explotación laboral estrechamente conectadas a deficiencias estructurales del sistema para erradicar estas miserias.
Los usos erráticos del discurso que reparten a los chicos entre las categorías no inocentes de niños y de menores se hallan en estado incipiente.
Se señalará no sin razón, que estos síntomas del desamparo insisten aún en nuestros días, sin embargo debemos ser cuidadosos en el análisis de ciertos analizadores para evitar interpretaciones ligeras del tipo “nada ha cambiado desde entonces”.
En lo que va de un fin de siglo a otro, la realidad de las infancias en nuestro país parecería haberse transformado tan radicalmente que hoy celebramos el hecho que cierto paradigma de la potestad de dominación del padre sobre el hijo como objeto de protección halla cedido paso al paradigma del niño como sujeto de derechos y sujeto de protección.
En 1899 se crea en Illinois la Juvenile Court Act, el primer tribunal de menores que da nacimiento al control social formal de niños y adolescentes,es decir la justicia juvenil, los institutos de menores y los reformatorios .Se sienta así la base de una cultura de la asistencia a niños que, al segregarlos o compadecerlos, lejos está de protegerlos o transformar sus necesidades en derechos.
En ese mismo año, en pleno furor de la Argentina inmigratoria, amas italianas o vascas robustas ofertaban su leche abundante de cincuenta días para la crianza “en casa del niño” o “para criar afuera”. Granja Blanca popularizaba su leche maternizada para la crianza de niños , Nestlé competía con su harina láctea y “Racahont Delagrenier” se propagandizaba como el mejor alimento para los niños.
Muchachas de 12 a 15 años eran solicitadas para servicio doméstico pero para aportar sal y pimienta a la crónica de la época una denunciante acusa a su esposo de bigamia con una joven de 15 años.
Las institutrices francesas se ofrecían para educar a niñas distinguidas.Otras niñas ofrecían recitales de canto y declamación junto a coros de alumnos de sociedades comunitarias de inmigrantes.
Las cifras –más que las estadísticas- del Registro Civil daban cuenta publicamente de nacimientos legítimos e ilegítimos de mujeres y varones .En cuanto a las defunciones las cifras espantan. Por ejemplo,en el Registro civil de la Capital Federal el cuadro demográfico de septiembre de 1899 anuncia 521 matrimonios ,2872 nacimientos, 1309 defunciones y 62 reconocimientos.
Los pobres extremos parecen no tener otro lugar que el aislamiento :el intendente de Buenos Aires le exige mayor energía al jefe de policía en la recogida de mendigos para “conducirlos al asilo”.De mientras ya se vislumbran estamentos en ascenso .En los clasificados se ofrecen ” lindos terrenos para pobres y padres de familia”.
El Instituto de Sordomudos se cerraba “por razones de economía y por no dar resultado”.En los teatros, compañías líricas italianas ofrecían recitales a beneficio de la comisión auxiliadora de los pobres de instituciones como la Sociedad de las Catalinas, la Sociedad Protectora de Niños Desvalidos, el Orphelinat Français, el Patronato de la Infancia y la Sociedad Protectora de Huérfanos Militares .En éste último, una comisión inspectora “ha notado deficiencias en la capacidad y la higiene”.
La solidaridad entre vecinos e inmigrantes para socorrer a un necesitado en la atención de los gastos de curación de un niño ciego, se diferencia de aquellos protectores y patrones que custodiaban y conservaban el orden de las cosas. La Nación critica a la “beneficencia de nuestros ricos”. De la filantropía de la Sociedad de Beneficencia fundada por Rivadavia a los derechos habría un largo trecho.
El Patronato de Indios, por ejemplo, se constituye “para reducirlos a la vida civilizada y obtener su reconocimiento de capacidad jurídica para ejercer la representación legal en juicio”. Los menores huérfanos serían colocados en asilos y talleres de las sociedades establecidas en la Capital. Se inscribía así otro capítulo de humillación y desarraigo en la historia segregacionista de la infancia aborigen. En un libro de lectura de la época leemos: ”todos esos pueblos eran muy inferiores a la nación que los conquistó por sus creencias, por su cultura y por su modo de vivir y de proceder (..)Fue, pues, enorme el servicio que España prestó al mundo al realizar la conquista y civilización de las tierras americanas”.
Habrá que esperar a la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 que en su artículo 20 reza :”Los niños temporal o permanentemente privados de su medio familiar tendrán derecho a la protección del Estado prestando particular atención a la conveniencia de que haya continuidad en la educación del niño y a su origen étnico , religioso, cultural y lingüistico” y en su artículo 39 :”En los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas, o lingüisticas o personas de origen indígena, no se negara a un niño que pertenezca a tales minorías o que sea indígena el derecho que le corresponde, en común con todos los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión, o a emplear su propio idioma”.
El infanticidio comienza a ser objeto de estudio por diferentes disciplinas. El cacique Namuncurá denuncia en Choele-Choel que Víctor Equisa dio muerte a su sobrino de 12 años descerrajándole un tiro de revolver pero el comisario no tomó medida alguna.
La sirvienta de la casa del director de la Escuela de Río IIº (Córdoba) dá muerte por envenenamiento y estrangulamiento a una sobrina de dos años que tenía a su cargo, y, a quien previamente había golpeado, quemado en las piernas y rasguñado en el rostro durante varios días seguidos. La crónica policial consigna que la mujer no quería a la niña y deseaba que se muriera “por ser muy caprichosa” y que “no demostró arrepentimiento no obstante ser muy devota y tener su pieza adornada de santos, crucifijos y escapularios”. En Sunchales, la muchacha María Almeida (se sabe que su madre ha cometido también otros infanticidios) enterró vivo a un recién nacido.
Hoy se sabe que las enfermedades infecciosas y la violencia en los niños continúan siendo las principales causas de mortalidad prematura.
El abandono de niños era el resultado de la condición social de la madre y de la cultura de la época que estigmatizaba y discriminaba a la madre soltera y a su hijo considerado “natural”o una respuesta desesperada ante la miseria:”El dueño de una fonda y posada se ha presentado en la comisaría haciendo entrega de una criatura de un año de edad de quienes habitaron por poco tiempo una pieza. Se practican averiguaciones para dar con el paradero de los padres”.Situaciones similares se agravarán con el correr del tiempo. En un artículo titulado El infanticidio y el torno libre de La semana médica del 1-1-1914 leeemos:”168 seres humanos,nacidos vivos,han sido muertos para salvar el nonor.Moers tua vita mea, dijeron las madres y mataron”.
También aquí habrá que esperar a la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer incorporada a la Constitución de 1994.Allí se conviene brindar asesoramiento sobre planificación de la familia, la salvaguardia de la función de reproduccción, garantizar protección y servicios necesarios durante el embarazo el parto y el servicio posterior al parto; acceso a servicios médicos ,nutrición adecuada durante la lactancia ,etc.
En un relato que se titula “Drama infantil” la policía busca a un menor delincuente que atacó a un niño a cuchilladas y en otro se comenta la captura de un adulto que, cazando pajaritos, “hirió casualmente al menor Félix Faisemberg”.Pasarían más de cien años hasta que en 1990 se establecieran las reglas de las Naciones Unidas para la protección de menores privados de libertad.
”Dramas infantiles” serán periodísticamente también los accidentes de niños que fracturan sus dedos en los engranajes de una máquina , que fallecen al caer en una tina de agua.
Los suicidios están a la orden del día y los niños no están exentos de estas manifestaciones que de a dos o de a tres los periódicos publicitan a diario ininterrumpidamente. En un caso se relata que “Disgustos de familia han sido la causa de que el menor haya atentado contra su vida. Intentó suicidarse descerrajándose tres tiros de revolver en el lado derecho de la cara”. En otro caso “el menor Pedro Chiclana intentó suicidarse bebiendo una solución de fósforo debido a que sus patrones lo reprendieron porque no daba buen cumplimiento al trabajo”.
En 1884 Bialet y Massé publica Nociones de anatomía ,fisiología e Higiene humana arregladas para servir de texto en la instrucción primaria superior de la república Argentina. Quince años más tarde la sanidad escolar inspeccionaba a las escuelas para extraer muestras de agua que se da de beber a los niños “con el objeto de hacerla analizar en la oficina química municipal”. Jardines de infantes u otros establecimientos son clausurados al primer brote de sarampión.
No obstante los avances registrados, una sociedad en la que niña(o)s y adolescentes puedan realizar sus derechos plenamente está lejos de alcanzarse. En palabras de Cecilia Grosman se trata de ”la larga batalla para aproximar la realidad al sueño de la palabra”.
Los gobiernos que se entusiasman con las cifras de crecimiento e inversión (ineficaces,no obstante,a la hora de revertir las causas de reproducción de la pobreza) y los ciudadanos (afectados en su capacidad política participativa) ¿podrán garantizar que en el Tercer Milenio estos derechos no sean una mera retórica?.

DAVID ALBERTO FUKS

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