jueves, 6 de agosto de 2009

DESPLIEGOS Nº 2 : MICHEL FOUCAULT: FILOSOFÍA Y POLÍTICA

MICHEL FOUCAULT: FILOSOFÍA Y POLÍTICA
En diciembre de 1994 con motivo de las Jornadas de Homenaje a Michel Foucault organizadas por el Centro "Félix Guattari" de Estudios e Investigaciones de la U. N. R. ,Liliana Herrero coordinó el panel que bajo el título de Filosofía y política estaba integrado por Tomás Abraham,Horacio González,Christian Ferrer,Eduardo Rinesi y Luciano Andrenacci. He aquí la segunda y última parte de la transcripción cuasi textual de aquellas exposiciones.

CHRISTIAN FERRER:
LAS PATRÍSTICAS SON,DESPUÉS DE TODO,UNA CUESTIÓN DE GUSTO.
LAS REVOLUCIONES COPERNICANAS SON DESCONSOLADORAMENTE ESCASAS.
Bueno, espero que la lectura que hizo Horacio González de la entrevista a Foucault no los desaliente de comprar La Caja, porque tiene artículos muy buenos. Además de la entrevista de Foucault, yo quería leer algo relacionado a mis recuerdos de mi primera lectura de Foucault en el año 1981, una época en que me interesaba buscar renovaciones de pensamientos revolucionarios y todo libro revolucionario es en la mejor acepción de la palabra un libro de oraciones y además buscaba también libros repelentes.
Había una vez investigadores o intelectuales que conseguían descifrar el código genético de la época o lograron penetrar los tabúes de la cultura, pero ¿cuántos hay hoy capaces de llevar a cabo una revolución auténtica en el hemisferio visible de los saberes? Uno por década, uno por siglo .
En la historia del acontecer y del pensamiento humano, las así llamadas revoluciones copernicanas son, desconsoladoramente escasas, el dominio de lo secretos
del fuego y de la forja en la prehistoria, la invención del alfabeto, el descubrimiento de la pólvora, la expulsión de Dios de su propia creación. Hay quienes prefieren hitos evolutivos más próximos, de menor magnitud, o más propios. Las patrísticas son después de todo una cuestión de gusto. Otros optan por las vanguardias estéticas, otros por Nietzsche o Heidegger, no faltan devociones por el silicio, la ingeniería genética, y hay quien aún añora la revolución rusa.
DE TANTO EN TANTO,LA POLÍTICA,EL ARTE Y LOS MÁRGENES DE LAS CIENCIAS HUMANAS DAN A LUZ SERES CONTRAHECHOS.
La grandeza o la radicalidad de una revolución teórica debe compararse con el tamaño de las exigencias del lector. No le faltó agudeza a Walter Benjamin, cuando sugirió que en Europa faltaba una idea radical de libertad. Tampoco a Steiner, cuando señala a Mallarmé como manifestación sintomática para usar una jerga anacrónica, corte epistemológico más profundo, el divorcio entre palabra y significatividad. Ahora las cuerdas vocales y su tañedor navegarían en silencio como buques averiados, la misma flota. Ahora bien plantas carnívoras y animales coléricos han sido plaga en la modernidad.
De tanto en tanto la política, el arte y los márgenes de las ciencias humanas dan a luz seres contra hechos, genes neuronales mutantes, la policía, las academias y los vecinos los sufren,
los combaten, los apaciguan, eventualmente los recompensan. No debe faltar en alguna biblioteca pública del exterior un diccionario de filósofos y pensadores con mala suerte redescubiertos póstumamente o bien conocidos y adorados por una secta, pero leídos, discutidos, incluidos en programas de cátedras analizados en suplementos culturales de periódicos , editados en tiradas de miles de ejemplares, esto es ya más raro. Marx,, por supuesto y El príncipe también, pero se trataba de fenómenos epigramáticos, el ABC de grupos revolucionarios. Se sabe: un docto un libro, un mártir y un santo ordenan las filas de
la nueva fe.
FOUCAULT SE PROPUSO DEMOLER EL ORDEN EPISTEMOLÓGICO RECIBIDO.
Michel Foucault, curiosamente disfrutó de los dos privilegios, tuvo en vida miles de lectores
y también obtuvo las palmas académicas máximas. Cabe preguntarse si él es, sabiendo que la pretensión manifiesta del autor era descender hasta la raíz oculta del árbol de la ciencia, del bien y del mal, si él se trataba de un pensador que continúa la casta de los primeros exiliados de la mitología cristiana. Pero la pregunta no vale solamente para el contenido lógico de sus teorías, sino para las consecuencias estilísticas y políticas de la lección de determinadas estrategias intelectuales. En este sentido resulta estéril o presuntuoso adosarle el marbete de ácrata o de nihilista o detractado o detectar en su obra las presumibles influencias y relecturas de autores ya clásicos. ¿Quién en el Occidente no es prole de la cultural letrada? Rimbaud, astro y solitario asteroide, es quizás la excepción al igual que ciertos herederos que tiran la casa por la ventana. Michel Foucault se propuso demoler el orden epistemológico recibido, pero Foucault no pertenecía al especie de los animales y ya lo he dicho colérico, era un paciente inflexible archivista, que en un mismo movimiento efectuaba el inventario de la propiedad a la que hacía padecer la piqueta del pensamiento, un detective privado incrédulo y un revolucionario auténtico, todo a la vez. La estirpe de pensadores, a la que corresponde el filósofo francés se reproduce muy raramente, pero cuando sucede, una sola persona se convierte en el contrapeso del mundo en una suerte de Atlántico agitativo capaz de desplazar los cielos empujando desde el lado oscuro de la tierra.
FOUCAULT CONCEDÍA A SU OBRA EL STATUS DOMÉSTICO DE CAJA DE HERRAMIENTAS.
Pero su originalidad no consistió solamente en la crítica radical a mentalidades teóricas poderosas, sino también en exponer sus verdades con estilística inconfundible, la lectura de Foucault suscita el tipo de inquietudes que están expresadas en la fórmula pánico doctrinal como la obra de Nietzsche, como en la de aquí la intersección de estilo y modo de pensar es explosiva. Nietzsche se consideraba a sí mismo dinamita y pretendía continuar un linaje demoníaco, pero más que discreto, Foucault concedía a su obra el status doméstico de caja de herramientas, mientras el primero causa alarma o rechazo, la de Foucault en cambio, produce una lenta y duradera corrosión de las certezas teóricas del lector . Nietzsche, su guía espiritual o , otro que algo sabía sobre el poder, se presentan en sociedad de un modo desafiante, con gestos de gladiador o de pistolero, pero distinto con FoucaultLa experiencia de leer su obra por primera vez admite una analogía posible, haber pasado por la sala de tortura, entre la lectura y el suplicio, la tinta y la sangre, la letra y la piel circulan un aire de familia que ya Kafka había mostrado en su cuento en la colonia penitenciaria.
. Escribir o pensar, como lo hace Foucault significa decapitar la identidad política del interlocutor. El violento descentramiento del lector es resultado de la violencia, ejercida sobre y contra el fundamento de toda ley. Los autores más entrañables nos tratan como el campeón de box, al challenger rebotado. Nos dejan molido, aunque nos obliguen a renovar el aire, pero Foucault nos asfixió, no solo descorre el tel…"n que oculta la mazmorra, su relato miasmático nos fuerza a oler el aire viciado de hospitales, prisiones y academias.
EN CIERTO SENTIDO ES UN AUTOR ILEGIBLE
En cierto sentido es un autor ilegible, porque reclama a sus lectores un esfuerzo intelectual y moral casi inhumano, esfuerzo moral. me gustaría que en estas dos palabras estuvieran contenidos los contornos ciertos de un concepto que oficiara como divisa de autor, como un lema que previniera al lector sobre las estrategias marciales de una filosofía, pues una modalidad de trabajo intelectual es también un arquetipo de dignidad autoral. Se trata en fin de estilos e interpretaciones. El rayo reversible que refila y engarza la hoja de un libro a los ojos del lector, provoca daños difíciles de ponderar, así como alumbramientos de distinta intensidad.
La lectura de las obras de Foucault ha demostrado ser una experiencia tan corrosiva, como tonificante, aunque siempre supone desbaratar el principio del yo lector, no solo por principios reflexivos, sino por el atormentamiento del cuerpo, un estímulo severo para revisar la vecindad, nuestra vecindad con los regímenes instituidos de la verdad. Sabemos por Didier Eribon, su biógrafo, que los oficios familiares, en la familia de Foucault se reducían exclusivamente a la cirugía y la enseñanza de la anatomía y que el deseo del padre predestinaba a Paul Michel Foucault al rol de cirujano. Ahora bien, la caja de instrumentos teóricos, no es más que un disfraz astuto, un eufemismo por el maletín del galeno. La pluma , se sabe, puede ser tan filosa como un bisturí y entre las metáforas trilladas del léxico crítico, es bien conocida la licuefacción de la tinta en veneno.
FOUCAULT FUE UN DISECTOR HABIL E IMPIADOSO.
En la mesa de trabajo del filósofo, el escalpelo burilaba el papel y si bien sabemos que la coincidencia de vida y obra es, no pocas veces arbitraria, no es del todo impertinente especular, como, en la obra de este autor, el escritorio se transforma en quirófano y la vivisección en estrategia intelectual.
Michel Foucault fue un disector hábil e impiadoso. No es posible hallar en su obra la menor sensiblería teórica, ni consideración alguna con la sociedad moderna, la cirugía corta hasta el hueso y la anestesia corre por cuenta del paciente. El tinglado óseo deja al descubierto el instrumental del dominio, los distribuidores del discurso, el corsé sujetador, las torres de vigilancia y , como nadie huye de una arquitectura, impunemente nos es sorpresa enterarnos de que la piedra basal de la sociedad moderna es una urna y no, precisamente la electora. Pero sobre qué sustancia moral actuarían las exigencias intelectuales del filósofo genealogista Foucault, denuncia nuestra complicidad en el asunto, expone los secretos de familia, que regímenes políticos y comunidades profesionales esconden tras las paredes de sus fortalezas, secreteo y deshonra, escamoteo de información y origen bastardo son las parteras de la estabilidad burocrática en cada uno de sus libros. Nnuestro autor, inicia un proceso judicial a los acontecimientos e instituciones de la modernidad, y nos obliga a comparecer ante la ley inflexible de su método histórico y ante la ley embozada que nos creó a imagen y semejanza de una serie estadística
. La pregunta por los acontecimientos en Foucault no recurre al diálogo ni a la polémica, no busca el sistema ni la provocación estéril, más bien supone una formulación acusatoria. Fiscal solitario, invertía la dirección descendente de la persecución legal y orientaba la culpa hacia su origen, donde seres y eventos poderosos, aunque ilegítimos manoseaban la evidencia. El pánico doctrinal del lector es consecuencia de su comparencia en el proceso como testigo o como cómplice, en todo caso como implicado; y como la esencia de toda verdad se devela sucia, un dilema político se impone, si deshonrar al superior pagando los costos de la osadía o no hacerlo.
SE HA INCULPADO A FOUCAULT DE PROFESAR UN CIERTO ANTIHUMANISMO.
Se ha inculpado a Foucault de profesar un cierto antihumanismo y de fomentar las políticas antiliberales. Fanáticos y detractores difieren. Los unos imaginan que estamos ante un pensamiento fino, generador de verdades duras, los otros buscan errores de perspectiva en su interpretación del despliegue de la época moderna, pero Foucault no era un nihilista, sino un ilustrado escéptico del siglo XX, quien detectó savia enferma en el árbol del conocimiento y no se prohibió de probar frutos prohibidos. Por escéptico curioso y por serlo traspasó los límites de la propiedad científica, la evidencia indica que, su pensamiento no procedía como de esos sociobiólogos que procuran descifrar el código genético de la cultura, sino como el de un forense vivisector, un doctor Frankestein dotado de pericia disectora, poro carente de afanes demiúrgicos, y por eso mismo, capaz de hacer un lugar en la libertad, es decir a la creatividad teórica y política. Es por esto que siempre recordaremos y usaremos a Michel Foucault por haber sido el primer críptico bolchevique de la filosofía contemporánea. Ahora bien, Foucault tuvo la mala suerte de emigrar definitivamente hacia el Río de la Plata en la antesala del proceso de restauración democrática; los primeros a quienes los restauradores de las leyes excluyen es a los aguafiestas. Esto es un primer modificador del ingreso político de la obra de Foucault entre nosotros. Son bien conocidas las dificultades que hallaron quienes intentaron esa obra en las universidades porteñas. Un segundo modificador es la clave de protección que el propio Foucault adosó a su modo de pensamiento con el fin de desalentar la traducción política de su Microfísica del Poder al esquema de la democracia representativa. Como cabe suponer la antipolítica de Foucault se destituye a sí misma de las soluciones propositivas como un astrónomo indiferente que observara las órbitas de un planeta distante. Tanto sus análisis genealógicos de la ley y la verdad, como sus dispersas propuestas sobre tácticas políticas, se encuentran más allá del bien y del mal político de este tiempo muy difícilmente.
Foucault hubiera conseguido la adhesión militante que un Trotsky logró décadas atrás; por otra parte la ausencia de una tradición libertaria en la política estudiantil y de izquierda en la Argentina impidió la traducción de sus conceptos a los escasos grupos disidentes y radicalizados que sobrevivieron al proceso militar. Por supuesto no escasean los lectores académicos, ni lo fanáticos de su obra, ni los ex marxistas decepcionados de sí mismos a quienes Foucault les sirvió para tachar su pasado revoltoso, o los marxistas quienes un poco tarde buscaron correspondencia con El Capital. En fin, no es improbable que, al igual que Nietzsche, Foucault resucite póstumamente, por supuesto, la permanencia de sus ideas está garantizada por la actualidad de los problemas que analizó, y por los modos de desentrañarlos que utilizó, a pesar que en la última década una reivindicación fundamentalista de la modernidad trató de impugnar la pertinencia de su obra, pretendiendo que la modernidad ha sido la época de la incorporación de ciudadanías y minorías estadísticas al mercado del bienestar y en todo caso serán los lectores singulares desinteresados quienes traspasarán su cosmos conceptual a nuevas generaciones. Pero mucho más importante que los fieles e irrespetuosos serán aquellos lectores que habilitarán un uso político, sus obras emigran a destiempo y llegan a puertos escondidos.
AÚN NO PODEMOS SABER CUAL SERÁ LA SERIE QUE CORRESPONDE A FOUCAULT.
Pongamos este ejemplo para el final. Recordemos dentro de la infinita cantidad de anécdotas de la historia la siguiente, un muchacho francés deja la Europa, está convencido de que la ciencia es la nueva aristocracia y que, la mano que ciñe la pluma, no es mejor que la que empuña el arado. Está harto y quiere viajar hacia climas remotos, trabajará como contrabandista de armas en un país legendario, la . Mientras tanto, un par de obras suyas reciben adhesiones a granel, pero él nunca lo sabrá… , y no es claro, que le hubiera importado uno de sus clientes. Es el Nebus Menelik, el constructor de la Etiopía moderna. Uno de sus amigos es un sacerdote jesuita, el padre Jerome durante varios años habitará en esas tierras. El inválido feroz alcanza a volver a la patria por la que sentía horror. Eel padre Jerme se convierte luego en el preceptor del rastafari futuro sucesor de Menelik soberano de un país insólitamente independiente en épocas de furioso colonialismo europeo. Más tarde, mucho más tarde y en otro lugar una insólita doctrina político-religiosa vinculada a un ritmo musical nuevo se expande por la isla de Jamaica. El rastafarianismo y el reggae reinvindican al rey de reyes, al primer emperador de Etiopía, aquel que había sido alumno del comerciante francés y, mientras una revolución marxista encierra al anciano emperador y a sus leones favoritos en su palacio una revolución cultural y electoral tercermundista toma el poder de Jamaica. La nueva Babilonia es la utopía que quizás no hubiera sorprendido a Rimbaud, mercader internacional de armas. En un extremo Rimbaud, en el otro Bob Marley en el medio Menelik, el padre Jerome. Bueno esto no es más que un cuento de ultramar, las pruebas son decididamente insuficientes y la moraleja un poco forzada, pero es una serie posible y este recurso es, solamente un especulación para ir acabando y en todo caso aún no podemos saber cuál será la serie que corresponde a Michel Foucault.
TOMAS ABRAHAM:
LA MUERTE DE FOUCAULT ES ALGO BASTANTE INCÓMODO
El viernes próximo y el sábado se hacen en París las Jornada de homenaje a Foucault, estas jornadas que no son las primeras, creo que son las terceras que se hacen esta semana, van a congregar me imagino, a gente que puede llegar a venir de Escocia, de Bélgica, franceses, alguno de EE. UU. Pero me imagino que jamás congregarían a la cantidad de gente que hay acá. Las exposiciones y todo lo que en Francia y en París tiene que ver con las Jornadas Foucault, tiene una interna bastante agresiva. Parece que los herederos que Foucault no tiene, porque se tomó el trabajo antes de morir de dejar un testamento en el que niega absolutamente toda posibilidad de herencia de su obra, motivo por el cual hay escritos, fundamentalmente de él, especialmente su último libro que es desconocido, es Las confesiones de la carne, es un libro, el cuarto tomo de la Historia de la Sexualidad, está en un cajón sin ninguna posibilidad de editar, por razones testamentarias, es decir, no pudo terminar la realización y la última corrección de las galeras, por lo que este libro no puede salir a la luz, a pesar de haber sido leído por sus colegas, como Deleuze y Paul Veyne, etc. Este libro no existe, es decir que, estamos en una semana de homenaje a Foucault, al menos en París y en Rosario, no sé si en algún otro lugar del mundo conmemorando a un filósofo del siglo XX que ya murió hace unos 10 años, la muerte de Foucault es algo bastante incómodo, porque de alguna o de otra manera, a pesar de la publicación muy reciente, creo que fue este mes o el mes pasado, de una obra en 4 tomos que editó Gallimard, después de una preparación de muchísimos años, desde el año 1990 que se están preparando, durante 4 años, estos 4 tomos de Foucault, que reúnen entrevistas y artículos sueltos editados porque saben que lo no editado Foucault lo ha prohibido de publicar, editados en distintos lugares, no bajo la forma de libro, han salido recientemente en 4 tomos de unas 500 páginas cada uno, que nos muestran la enorme actividad de entrevistas que hizo Foucault, durante su vida, 2000 páginas diría yo, prácticamente de entrevistas que forman parte, sin duda de su obra teórica y que han aparecido muchas en castellano y no en francés por ejemplo La Verdad y las formas jurídicas y por ejemplo. Tantas cosas que editó por sus propios medios la Editorial Piqueta, no, eso va a salir por primera vez editadas en Francia, Horacio hablaba de esta entrevista del 20 de enero de 1984, si no me equivoco Foucault murió en junio del mismo año en realidad no fue la última entrevista, eso fue quizás no fue una mentira, pero un riesgo tomado con un poco de anticipación para la revista, creía, tenía dudas ante la duda fue última, pero no es la última. Foucault tiene dos entrevistas en mayo de 1984, una a otra a Paul Rabino, hay otra en mayo, o sea un mes antes de morir, donde estaba Foucault para dar tantas entrevistas que son relativas a lo que iba a salir en edición, porque Foucault está en el hospital con SIDA terminal, todavía está en prensa el Uso de los placeres y los Cuidados de sí y la última revisión la hacen en el hospital conjuntamente con su editor con el responsable de la edición de la casa Gallimard, que es el historiador Pierre Norá, con el que Foucault tiene relaciones tensas, como todo escritor, tiene con su editor y en donde discute en donde Pierre Norá dice en alguna otra observación que hace cuando lo visita a Foucault en el hospital, la voz débil de Foucault tratando de asegurarse el cuidad final de estos dos libros que van a salir prácticamente, simultáneamente con su muerte, el aspecto trágico de la muerte Foucault, el discutir con los entrevistadores como Rabinoff, como Arlet, historiadora que escribió un libro con Foucault, un libro conjunto que se llama Sobre las Familias, los temas que conciernen a la ética que era su última preocupación, morir editando.
FOUCAULT ESTA AUSENTE, ES LETRA MUERTA
Para mí hablar de Foucault en 1994 tiene algo personal, tiene algo de recuerdo, lo conocí, fui alumno de él y eso , los años de silencio decía, que es algo incómodo, que a mí me gustaría saber qué piensa Foucault sobre tantas cosas que han pasado en los últimos años, por motivos bastante especiales, porque siempre me interesó saber lo que pensaba, segundo por algo que decía Horacio también ¿cómo decías vos? Gambeta, no, algo parecido, desmarcarse. Foucault se desmarcaba indudablemente, esta desmarcación tiene algo que ver, significa, tiene que ver con la palabra que él usaba teóricamente, es genealogía, es decir, partir de un problema presente, de un pregunta de actualidad y trazar una historia, ahora cuáles hubieran sido los problemas y las preguntas que hubiera lanzado Foucault en estos 10 años para poder pensar, bueno, pero eso no está. Foucault está ausente, es letra muerta, no hay continuidad, no hay esa vivacidad que siempre daba Foucault con respecto a lo que está pasando, lo que él llamaba historia del presente, eso no está así que casi inevitablemente uno está remitido al pasado y recuerdos como por ejemplo la primera vez que yo ví a Foucault forma parte de esta memoria personal difusa que uno nunca sabe si fue un sueño o realidad, eso yo no lo sé exactamente , porque se trata de una persecución de la policía francesa en los finales de la epopeya de los años 68, yo creo que son finales del 86, los restos de la rebelión en que yo choco con Foucault. El tenía impermeable azul, siempre elegante, muy bien vestido, en ese choque vimos que la policía, bueno seguimos viaje, porque los gases lacrimógenos estaban ahí y ese recuerdo que lo tengo tan nítido, tan nítido, pasó tanto tiempo que nunca llegué a la conclusión si lo había soñado o había chocado efectivamente con él, no lo conocía antes lo conocí como alumno de la Universidad de Vincennes, las lecturas que había tenido hasta ese momento de Foucault como alumno de filosofía eran lecturas de un cierto interés como cualquier alumno que estudia y se interesa por todo lo que está saliendo publicado y además por los autores de moda o aquellos que se comentan entre ellos estaba Foucault, había leído Las Palabras y las Cosas, que había subrayado prácticamente y entendido muy poco y había leído la Historia de la Locura y alguna otra más y despertaba en mí un interés un tanto relativo, primero porque el libro Las Palabras y las cosas estaba a contracorriente de cierto auge filosófico francés, en el que yo estaba impregnado, que era la corriente althusseriana-marxista, para el que Foucault era un tanto sospechoso, es decir teoricista presuntamente estructuralista, podríamos llegar a decir hegeliano, en qué sentido Hegeliano, para Foucault parecía que los discursos y los saberes tenían vida propia y no había actores sociales, ni clases sociales, ni protagonistas que pertenezcan al ámbito de la subjetividad, que fueran ya sea soportes, ya sea transformadores o de alguna u otra condición, que estuvieran involucrados en los discursos. Los discursos en Las palabras y las cosas parece que se regulan por sí mismo y eso, que sí es absolutamente cierto en un cierto momento parecía sospechoso para todos aquellos que estábamos embuidos de ciertas corrientes marxistas. Los discursos haciéndose solo a través de positividades y epistemes, era algo que parecía hegeliano, en la que el espíritu se hace a sí solo a través de todas las mediaciones culturales.
FOUCAULT PARECIA HEGELIANO
Foucault parecía hegeliano. Para mí en aquella época Las palabras y las cosas, que sigo leyendo hoy en día con mucho más provecho que en esa época, tenía ese aire hegeliano -es relativo- pero sí creo que el año 1970 sale un libro que allí directamente provoca en mí un especie de discipulaje con respecto a Foucault y traté de estar totalmente al tanto de cada cosa que publicara y cada clase que diera y este libro es el Orden del Discurso. Aquel librito, que es un conferencia inaugural a su nombramiento en el Colegio de Francia, nombramiento que él peleó con Ricoeur, que estaba apadrinado por Canguilhem -bueno son cosas que yo no sabía en aquella época- ese libro para mí fue un gesto inaugural de una vocación filosófica totalmente inédita, las palabras tienen valor, las palabras, decía Foucault, en el Orden del Discurso pueden ser peligrosos, que las palabras fueran peligrosas, era un gran alivio para un estudiante, era un gran alivio para un intelectual que justamente en aquella época y en cuantas más, descree de las palabras. Las palabras como revolución, las palabras como cambio social, las palabras como comunismo, como socialismo, las palabras como liberación, siempre dan este aire de banalidad y de vanidad en que un intelectual siempre sitúa, en el lugar de la impotencia, de la ineficiencia; y aparece Foucault en el Orden del Discurso diciendo que las palabras tienen efectos, si las palabras tienen efectos, la tarea del intelectual tiene alguna justificación me decía yo como estudiante, tiene sentido estudiar, tiene sentido trabajar, tiene sentido quizás algún día escribir, tiene sentido hablar, esta especie de sentido subjetivo del Orden del discurso de Foucault en los años 70 está rodeado no solamente por una tautología revolucionaria francesa, no solo por el ambiente de 1968, sino por todo lo que significa la década del 60 y las aspiraciones revolucionarias. Por este valor de la palabra Foucault, en el Orden del discurso lo diagrama con respecto a 4 grandes ítems, que si no recuerdo mal son: las palabras son peligrosas cuando hablan de la verdad, las palabras son peligrosas cuando hablan de la locura, cuando hablan de la sexualidad y cuando hablan de la política. Estos 4 grandes renglones de los que habla Foucault, estos 4 grandes renglones ¿qué podemos rescatar hoy? Es peligroso hablar de política, sí me parece que sí, de una cierta manera, por supuesto no comentar la política Foucault en el Orden del Discurso dice algunas palabras bastantes certeras sobre lo que el comentario, incluso comentar a Foucault, anular el peligro anulando, justificando, situando, explicando, es peligroso hablar de sexualidad, es peligroso hablar de locura, es peligroso hablar de verdad, yo creo que esos 4 ítems, que ya hace más de 20 años, tienen una cierta actualidad y siguen discutiendo en el ámbito de la filosofía lo que sí creo es que si esto tiene una pertinencia en el ámbito de la filosofía, la peligrosidad de la palabra no significa que la palabra filosófica sea peligrosa, es peligrosa para la filosofía en estos ámbitos en los que estoy hablando, por ejemplo el tema de la verdad, el tema de la verdad es un tema siempre discutible y siempre que parece alguien que provoca una transgresión esto puede llegar a provocar un serie de desmanes, siempre al interior del terreno de la filosofía, lo que pasa es que creo que el terreno de la filosofía ha dejado de ser peligroso si algún día lo fue.
EL TERRENO DE LA FILOSOFIA HA DEJADO DE SER PELIGROSO
La seducción y el encanto de Foucault por el lado escrito, el Orden del Discurso, por el lado oral, las clases, yo descubrí a un profesor que permitía algo que se llama imaginación, la relación entre la teoría y la imaginación, qué tipo de relación puede tener la teoría con la imaginación, discípulo riguroso de la corriente althusseriana, teniendo a profesores como Althusser, Bourdieu, Rancier, Balibar, muchos que se nombraron aquí, que eran profesores en Vincennes, la imaginación que tenía que estar en el poder, según los estudiantes del año '68, en el terreno de la teoría, estaba en el ataúd, la teoría no es una cuestión de imaginación, es una cuestión de rigor, siempre me lo explicaron así y el rigor exige un tipo de lectura especial, un trabajo elaborado sobre los libros, en donde la imaginación forma parte, o lo imaginario forma parte, de la subjetividad, sino cercana al delirio, no muy lejos Foucault se presentaba como un profesor erudito e imaginativo, es decir, la imaginación también tiene que ver con un cierto sentido del humor, el humor con un cierto sentido. Foucault daba clases de botánica, por ej. botánica en el siglo XVII, botánica en el siglo XVIII, a un auditorio de filósofos, es muy difícil mantener la tensión y la atención sobre un problema botánico a un auditorio de filósofos que están ansiosos de escuchar palabras que tengan que ver con la liberación y Foucault seguía hablando de botánica y seguía cautivando al auditoría, porque su modo de hablar de botánica, su modo de hablar de la posibilidad de la botánica de Lineo y las transformaciones, tenía algo que ver con rupturas, que de alguna u otra manera provocaban el interés del auditorio. Por ej. escuchar una clase de Foucault sobre Descartes, creo que debo haber escuchado más en una clase sobre Descartes o leído alguna vez a Descartes y puede ser interés o no para un especialista, pero el modo en que hablaba, en que daba una clase teórica Foucault era bastante llamativa, porque no hablaba. no citaba y no comentaba los textos de Descartes, sino se planteaba lisa y llanamente cuáles son las condiciones de posibilidad para que el discurso cartesiano halla sido efectivo y esto lo hacía de un modo bastante peculiar, porque se dirigía al auditorio mirándolo con papeles en la mano sin leer y de un modo continuo absolutamente concentrado y que alguna pregunta ex-temporánea llegaba a interrumpir, interrumpía lisa y llanamente la clase, se iba Foucault, porque no podía continuar, estaba allí prácticamente en trance con sus textos sobre Descartes.
Las primeras clases de la Historia de la Sexualidad, dio un curso que se llamaba Historia de la Sexualidad e Historia de la Penalidad, no Historia de la Sexualidad, las primeras clases de Historia de la Sexualidad se remitían a todo el tema de W. Reich, que era algo que a él le gustaba en ese momento que después de un reportaje cercano a su muerte también vuelve a rememorar. En aquellos años la liberación sexual y la liberación social eran temas que interesaban a la juventud y Foucault lo toma también como decía Horacio, desmarcándose con quién relaciona Foucault a W. Reich con algo que hoy en día ya está en todas las publicidades y en ese momento era incipiente con el club Mediterraneé, dice el Club Mediterraneé, es W. Reich, es una utopía sexual, de vacaciones, es decir, es las palmeras y el amor, decía Foucault, siempre seriamente con la pequeña risa para sí, en donde empezaba a elaborar sus dudas sobre la palabra liberación y al mismo tiempo ante una pregunta que creo la hice yo, en un momento dado me dijo, algún día voy a escribir una historia de la penalidad, que después dio origen a este "Vigilar y Castigar", "El orden del discurso", "La verdad y las formas jurídicas", son textos para mí claves, son textos quizás más breves, no son las grandes obras, aunque en cada obra de Foucault encuentro material de trabajo, lo he encontrado durante muchísimos años. "La verdad y las formas jurídicas", el libro que editamos hace muy poco tiempo la "Genealogía del racismo", ese curso que dio en los años '70 son pequeños textos donde Foucault se muestra interesado por algunos temas que todavía nos conciernen fundamentalmente el tema de la verdad. Voy a retomar algunas cosas que escuché.
NO HAY PODER SIN LIBERTAD
Horacio González, creo que de Horacio, lo digo sin humor, seriamente, tiene una palabra que la asocio muchísimo con las palabras que escuchaban en mayo del '68, era ese el tema, un poco con sus vaivenes el que se escuchaba una libertad absoluta de pensamiento fuera a donde fuera en general, en aquella época donde yo realicé mis estudios en Francia, en el año '68 no había ninguna clase teórica que podía llegar a asustarme, no así las de Foucault, no las de Balibar, tampoco las de Lacan, porque la acción de los estudiantes de interrupción del discurso jerárquico-profesional era permanente, es decir, se toma la crítica de donde partía, no por el contenido de la clase, sino porque se justifica esta relación que nosotros tenemos acá, porque yo estoy más alto que Uds. porque yo tengo micrófono y estoy 20 cm. más alto que Uds. , a que se debe este silencio de Uds. , y esa proliferación nuestra de hablar durante 3 hs. , planteemos esa cuestión, decían los estudiantes, y después veamos si Marx tenía razón o no, planteemos aquí en la institución si las relaciones que se están dando, creo que Horacio, directamente, indirectamente, siempre plantea esta cuestión. Horacio decía algo con respecto a los desmarques de Foucault, reformista sí, Foucault fue bastante reformista, anarquista, a veces también, en realidad, cuál era la ideología de Foucault, es decir en la entrevista que acá comentó Horacio González, es una entrevista de un momento dado de Foucault, en donde él está situado en un contexto teórico-político que poco tiene que ver con Francia y bastante con EE. UU. , es decir el liberalismo, el pragmatismo, Foucault toma el tema de la libertad, creo que lo toma para todo el desarrollo que hace en la Historia de la Sexualidad en los dos últimos tomo, en toda su reflexión sobre la ilustración, en sus reflexiones sobre Baudelaire, en sus reflexiones sobre Kant. El tema de la libertad... los norteamericanos, entre otros Rabinoff, Drayfuss, que lo invitaban, tenían este tema de la libertad, Foucault toma el tema de la libertad acusado como está constantemente de una especie de dogmatismo del poder, todo es poder, Foucault toma el tema de la libertad, lo conjuga con el tema del poder y dice, sí, yo nunca dejé de hablar de la libertad porque siempre hablé del poder, no hay poder sin libertad, es decir, el poder se ejerce y siempre se ejerce porque hay resistencia, cuando no hay resistencia, no tiene ningún sentido el ejercicio del poder. No se ejerce el poder con el perro que uno tiene, ni se ejerce con un esclavo, se ejerce donde hay resistencia, por eso el poder es un ejercicio, es decir es una administración de fuerzas, es un cálculo de fuerzas para dominar, si no hubiera resistencias, es decir, si no hubiera una práctica de la libertad, el ejercicio del poder, sería inocuo e inútil. Recuerda muy bien Horacio, que a principios de la rebelión del año '68 Foucault, estando en Marruecos, donde estaba escribiendo, creo que ahí estuvo elaborando todas "Las palabras y las cosas" -porque hay que tener en cuenta una cosa- Foucault no solo se desmarcaba con respecto al ambiente teórico-político, se desmarcó geográficamente, cosa que es importante, también salió del ambiente parisino, desde muy jóven estuvo en Suecia, estuvo en Polonia, estuvo en Marruecos, en los países árabes y demás. Salió del ambiente parisino, elaboró parte de sus primeras obras, allí como la Historia de la locura, como Las palabras y las cosas y mientras se está gestando el mayo del '68. Es cierto que Foucault había sido entre tantos, encargado de pensar una reforma educacional, una reforma que creo que el adalid era Edgar Ford y que Foucault está pensando en eso desde un punto de vista reformista cuando hace eclosión mayo del '68. Hay muchas cosas que se ponen en tela de juicio en Foucault y que van a dar origen al Orden del Discurso, que va a retomar un tema previo a Las palabras y las cosas, que está en el tema de la clínica, en el tema de la locura, que está en sus primeras obras teórico-políticas, es decir, traza una continuidad con algo que de alguna u otra manera se había olvidado de todas maneras creo que sí, que Foucault nos dice algo más de lo que nos dice el liberalismo, el tema de la libertad tiene que ver con el tema de la ética, no es posible pensar la moral sin el tema de la libertad, es decir, no se puede pensar un tema ético-moral en una predestinación o en un contexto fatalista, el tema de la libertad, el tema de la resistencia, tiene que ver con el poder y con la moral, el poder y el mal, decía Horacio, claro Foucault embiste contra el platonismo, como tantos franceses en la época, el Platón que separa poder y saber, el Platón que subordina el poder en la República, a un saber universal lideativo de arquetipos y que sitúa el poder en la arbitrariedad, en la comunidad, en la ciudad cuyos voceros son los sofistas.
FOUCAULT REINVINDICA AL PERSONAJE DEL SOFISTA
Foucault reivindica al personaje del sofista y hasta reivindica teóricamente el personaje del tirano, recuerden, en todo caso la conferencia sobre el Edipo, tiranos, como recuerda Foucault, el poder y el mal, reivindicación de la sofística y antiplatonismo, cuando recordaba Horacio la foto famosa de Foucault con el megáfono al lado de Sartre y decía algo de Sartre para quien el poder podía llegar a se el mal, quizás para Sartre yo quiero decir lo siguiente Sartre escribió Las Manos Sucias , famosa obra de teatro y dijo, una y mil veces, Sartre por supuesto, lector privilegiado de la obra que el escribió, es decir en las interpretaciones sobre las manos sucias de Sartre. Sartre tiene la propia y Sartre dice que él siempre le dio la razón. Un personaje, uno de los personajes centrales de la obra es, dice Sartre, el que tiene razón frente al joven intelectual que tiene problemas de culpabilidad pequeño burguesas. Foucault trata el tema del poder y trata en la última parte de su obra mediante entrevistas y aclaraciones, el tema de la libertad...¿por qué le interesa a Foucault la constitución de las subjetividades? Si hoy en día uno lee, por ejemplo, las interesantes reflexiones que hace Richard Rortry sobre lo público y lo privado, sobre la autocreación individual o, como llama Foucault el cuidado de sí y el uso de los placeres, y la solidaridad comunitaria sobre la base de la acción política colectiva, esta contradicción que Rortry, quiere hacerla inconmensurable, por el otro lado plausible de conjugar juntas. Este tema no existía para Foucault, porque cuando Foucault habla del cuidado de sí, está hablando de una constitución, de una subjetividad que tiene relación con el poder, es decir con lo público, lo que Foucault analiza en el mundo griego y en el romano, es el modo en que el poder tiene efectos en la constitución de la subjetividad y el modo en que esta constitución del poder patricio-romana y greco-ciudadana es, por un lado puede ser resistencia, por otro lado, puede ser aquiescencia a las esferas del poder, pero es todo el tiempo lo público, lo llamado público, si tiene algún sentido hablar así, está en la constitución de las subjetividades. Escuché hablar sobre el pesimismo de la praxis y la humildad teórica de Foucault, me parece una buena dupla, que es el pesimismo, es lo que una vez me dijo Pancho Aricó una vez que hablé con él, me dijo Tomás no te resignes, no te decepciones, seguí trabajando con entusiasmo y sin ninguna esperanza. El pesimismo activo, me decía Christian, el escepticismo es curiosidad, entusiasmo es política, esperanza es utopía, política sin utopía. El iluminismo, creo que decía, sí, hablábamos de iluminismo. Foucault se interesa por el iluminismo más aún, en las discusiones, más aún en la época de los años 80, los ataques de Habermas y de otros, lo hacer situarse nuevamente desmarcándose, yo soy iluminista, va a decir Foucault, yo formo parte de la tradición de la ilustración, pero de lo que no formó parte es del chantaje de la modernidad ¿qué es el chantaje de la modernidad? Vos sos autoritario o sos liberal, si vos creés que el comunismo no es igual al fascismo sos autoritario, la palabra autoritarismo, si vos no creés que Stalin no es igual a Hitler sos Stalin y Hitler juntos, el chantaje de la modernidad, de eso se quiere desprender Foucault, se sitúa dentro de la tradición iluminista y toma partido por un pequeño artículo que es una nada, una gota en el mar en la obra de Kant, que es éste, "Qué es la ilustración ", artículo periodístico en donde Kant habla sobre lo que considera que es la emancipación, ser grandes para una comunidad y ser grande es disentir, no buscar consenso, allí él se ubica frente a los ataques de Habermas, se desmarca otra vez, se sitúa dentro de la tradición iluminista y marca su diferencia.
CONJUNTOS COHERENTES
Decía Rinesi, la periodización, claro que sí, Foucault discontinúa y continúa, porque la labor teórica tiene esos dos aspectos, por un lado marca rupturas, que decía Foucault en "Las Palabras y las Cosas", o comentándola qué me interesa a mí , a mí me interesa cómo es posible que en un lapso de 50 años la escritura cambie de lenguaje, cómo puede ser que adopte nuevos vocabularios la novedad como diría Rortry, el cambio de vocabulario, rupturas, pero por supuesto trazar discontinuidades como hacen los historiadores implica también crear conjuntos, porque sino cuál es la coherencia de la episteme, de la representación, sino es lisa y llanamente un conjunto coherente que está dado por reglas discursivas que hacen que las diferentes temáticas y disciplinas se inscriban dentro de una misma napa de saber, dentro de una misma arqueología, ahí traza una continuidad periódica, marcando discontinuidades sobre la base de rupturas absolutamente arbitrarias, pero subjetivas e imaginativas como puede ser llegar a trazarlas con el Don Quijote de Cervantes o trazarlas con el Marqués de Sade con respecto a lo que decía Deleuze, decía Rinesi, hay una cosa que dice Foucault, incluso hace un curso sobre eso que, por supuesto, incluso la disciplina es relativa para nuestra época, el poder disciplinario del siglo XIX que Foucault analiza en Vigilar y Castigar, no se puede necesariamente superponer sin restos a los diagramas de poder de la actualidad y por eso Foucault en curso que dedica a la seguridad habla de que los modos de control actuales deben ser puntuales, móviles, porque se trata de la seguridad, se trata por ejemplo, el habla de dos temas fundamentales, el terrorismo y el petróleo, que eran dos temas de aquella época y por qué no de ésta en donde los medios de comunicación, dice Foucault, van a tener un rol preponderante, para señalar el lugar donde se debe intervenir puntualmente con gran movilidad. Y para terminar, Christian decía "Foucault impiadoso", eso yo no sé por qué. Hay una gran piedad en Foucault. Primero es un hombre que huye, fue un hombre que constantemente huyó del debate, parece mentira pero la discusión, el nombrar al contrincante, el desmarque de Foucault, del que hablaba Horacio. Decir su propia palabra y en todo caso el lector hacía toda las redes de alusiones, pero no Foucault. El por ej. cuando iba Habermas invitado por el colegio de Francia a dar algún curso, no presenciaba la clase porque se aburría, cuando lo entrevistan sobre Habermas dice que le despierta un gran interés, pero que no está muy de acuerdo con su universalismo, la piedad de Foucault es lo que me permitió a mi leer sus libros y poder desprenderme del dogmatismo riguroso de la corriente althusseriana, porque lo que Foucault me decía y le decía al auditorio estudiantil era atreverse a equivocarse, atrévanse a pensar, atrévanse a imaginar, atrévanse a hacer circular la palabra, atrévanse a escribir, que todo juez es absolutamente nominalista, es un hombre, yo veo en eso una cierta piedad, nada más. -

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