jueves, 6 de agosto de 2009

ENSAYO FILOSÓFICO : ACERCA DE JEAN FRANÇOIS LYOTARD

Jean François Lyotard: se interrumpe la obra de un filósofo tan fecundo como polémico.

PARA NO CESAR DE ATESTIGUAR
Nadie ignora las transformaciones que caracterizan la era capitalista actual: la preminencia de fuerzas productivas tales como la ciencia y la técnica, la información y la comunicación, la devaluación de la idea del Hombre como sujeto constituyente propio de los grandes relatos de la metafísica ,que ,alrededor de esa idea fundaba una ética, una estética y una política. En fin, las dificultades para pensar el futuro.
Ahora que las discusiones en torno a la moda-postmodernismo se han tornado massmediaticamente anacrónicas se impone continuar la reflexión más allá de los furores de la urgencia y echar un gesto de adiós, una penúltima mirada al intelectual fallecido el pasado martes 21 de abril y que arrojara sobre el tapete las cartas de un juego de legitimación y deslegitimación , que, como otrora el estructuralismo, atrajo y monopolizó el pensamiento actual .
De hecho, hay autores que han abandonado este mundo o este siglo (si es que el mismo ya finalizó) con etiquetas de pertenencia injustamente atribuídas o carnets de afiliación orgullosamente asumidos y endilgados ora al post-estructuralismo , ora al post-modernismo.
Que Lyotard haya estado en el ojo de esta tempestad no significa que se le deba adjudicar paternidad fundadora alguna,; salvo que, ser el padre de una tormenta signifique instalar un dispositivo, otro más –no menor por cierto- en torno al cual se debatieron ,como reza el tango, nuestros amargos desencantos Desencanto racionalizado por el postmodernismo como un nuevo valor .
De este modo el desencanto deja de ser una benéfica pérdida de ilusiones ,integrante de un proceso de laicización.-profanación de la cultura occidental ,tal como lo afirmaba Max Weber y se transforma en una peligrosa pérdida de sentido.Desde el postmodernismo esta pérdida de sentido es curiosamente elogiada por su radicalidad, al tiempo que no se advierte el carácter conservador que implica adaptarse a un supuesto curso natural del mundo. Oscar del Barco propone comprender la diferencia radical entre lo postmoderno como errancia vacía y la crítica de lo moderno como apertura al más-allá-del hombre.
Postmodernismo: acerca de sus fortalezas y debilidades, de su inclusión dentro de la modernidad como último apéndice ,o ,como enfoque independiente .De de su supuesto carácter revolucionario o reaccionario en su tratamiento del progreso como una ilusión., o de la pérdida de todo fundamento, de toda verdad y de toda historia (en la que ya se habrían realizado los proyectos que conformaron lo moderno) mucho se ha debatido.Pero –hay que decirlo una vez más-la obra de Lyotard es mucho más compleja que las que trasuntan algunas de sus afirmaciones, ligeramente dichas , ligeramente interpretadas y ligeramente –y no inocentemente-metidas en cualquier confusa bolsa de gatos.
Hay que señalar que en nuestro país algunos artículos u opiniones póstumos no se han andado con chiquitas :Claudio Uriarte :”Por una elemental cuestión de decencia y humanidad no debe celebrarse la muerte de nadie, pero sí la salida de producción de una usina de seudopensamiento oscurantista y enemigo de la libertad” y Pablo Levín :El postmodernismo es una ideología perversa porque por un lado invoca la ilegitimidad de las ideologías para dejar vigente la ideología dominante, e invoca la ilegitimidad del saber para legitimar la ignorancia”
Bien dice Horacio González que Lyotard fue el principal difusor de la palabra postmodernismo pero también “es obligatorio decir que lo logró mientras esbozaba sus paradójicas dudas sobre ellas”.En efecto en La postmodernidad explicada a los niños (1986) Lyotard pasa revista con sorna a las diferentes tendencias que adhieren o denigran al postmodernimso entendiendo como tal diferentes acepciones, emprendiéndola, en particular contra Habermas.Posteriormenete opina que lo postmoderno forma parte de lo moderno; que todo lo que es legado, aunque sea inmediatamente anterior, despierta sospechas y es contra lo que se arremete y rompen supuestos: “Postmoderno será comprender según la paradoja del futuro (post)anterior (modo)”,dice.
”Parece que el temor a las desgracias en que desembocaron nuestros sueños nos censuran los deseos”, escribió Norbert Lechner tal vez como respuesta a la afirmación lyotardiana que los valores revolucionarios socialistas es un dispositivo religioso cuyo saber no era sino la expresión de un deseo de verdad, procediendo así de la misma creencia en la verdad que la de la religión. Esto colocaría al capitalismo en una posición más radical pues la realidad capitalista es cínica, no cree en nada y destruye todas las creencias en toda la supeficie del planeta,según afirmó Lyotard en Economía libidinal(1974).
A esto responde Vincent Descombes :”Acaso lo que estaba mal fundado era esa verdad del militante; un deseo le ha hecho tomar los enunciados marxistas por verdaderos, pero quizá, sencillamente no eran verdad”. Y concluye: ”Si el marxismo no es verdad, no es porque sea falso, sino porque nada es verdad”. En el mismo tono Frederic Jameson afirma que la innovación mental es inseparable de la innovación política, estética y científica: ”Nada es hoy politicamente más importante que la cuestión de la utopía “ .Es su intento para replicar el objetivo distintivo de la condición postmoderna: la pérdida de un sentido de historia, y la creciente incapacidad para aprehender el cambio mismo .
Pero antes hubo un Lyotard marxista que durante la posguerra aceptó incorporarse a Socialismo o barbarie y luego hizo Mayo del 68 .
Cornelius Castoriadis fundó en 1946, en el PCI francés, junto con Claude Lefort, una tendencia interna que, al romper con el trotzkismo en 1948, se constituyó en un grupo autónomo que emprendió la publicación de Socialisme ou Barbarie. Es en esta época que publica La fenomenología(1954)donde critica “la incapacidad de esta tendencia para aliarse tanto con el materialismo del proletariado revolucionario como con el idealismo del imperialismo barbarizante, quiere abrir una tercera vía”. Eran épocas de duras batallas libradas entre las páginas de Socialisme contra Temps modernes .En 1979 publica La condición posmoderna y aquel pasado de militante socialista parece desmoronarse.
De aquella genración no todos hicieron el mismo recorrido.“No es cierto que haya muerte de lo político por implosión de lo social. La responsabilidad de esta estúpida extravagancia es de los nuevos filósofos y de Baudrillard. Se ha producido la muerte de una cierta política y la implosión de un cierto social” declaró en un reportaje, Guattari quien,dicho sea de paso, compartía con Lyotard su admiración por la música de Cage y la antropología de Dumèzil. Deleuze y Guattari habían resaltado –con algunas reservas- en El Antiedipo (1972) que Discurso, figura (1971) de Lyotard se manifiesta como la primera crítica generalizada del significante (como componente del “discurso imperial de Lacan”).Más tarde vendrían las disidencias.
Lyotard concentró sus esfuerzos en dar sentido a lo indecible, a lo inaccesible al sentido ,frente a un lenguaje que falla , enmudece o se precariza ante la catástrofe de un mundo empobrecido en la experiencia humana moderna del siglo de Auschwitz. En ésa tarea no estuvo sólo aunque ,paradojicamente ,aquellos que lo acompañaron en la misma lo hallan hecho por caminos bifurcados.

DAVID ALBERTO FUKS




Publicado originalmente hace diez años, este libro bellamente escrito antes de la inflexión de 1989 ,reúne un conjunto de diecisiete artículos que se anudan tematicamente alrededor de la música, las artes plásticas, lo sublime, la estética y el urbanismo. Lyotrad entiende la cultura como culto,cuidado, cultivo, labor, obra, fruto y germen.
Criticando al neohumanismo Lyotard propone un humanismo de nuevo cuño que restablezca el derecho de la metafísica al pensamiento, pero por fuera de él. También aprovecha para diferenciar entre el posmodernismo de Jencks ,en arquitectura ,de lo que él denominó la condición posmoderna como reescritura de la modernidad.
Nos detendremos en el último de los ensayos : Domus y la megalópolis por considerar que allí se expresa con gran claridad cierta nostalgia por la pérdida de la morada, del régimen bucólico,por la vieja infancia “que nos masculla al despertar” pero con cierto espíritu esperanzado que solicita continuar dando testimonio. En Zona(1994) a propósito de su crítica al esteticismo en filosofía decía que hay que criticar el diagnóstico consolador y aceptar afligirse.
Atestiguar aún en la megalópolis ,contra la megalópolis su inhabitabilidad ,su hostilidad que toma al huésped como rehén y persigue a todo lo que migra, que construye una memoria regida por el principio de razón desentendida de la tradición “del pensamiento como desastre, nomadismo, diferencia y desobramiento.” .Porque “aun quien sigue prestando testimonio de, lo que es condenado,lo hace porque no está condenado y sobrevive al exterminio del sufrimiento”. Testimoniar es traza, inscripción y retención de la domesticación, en la morada,en el domicilio entendido como dominio donde el pasado se reitera como obra.

Lo inhumano.Charlas sobre el tiempo (Manantial, 1998)
DAVID ALBERTO FUKS

No hay comentarios:

Publicar un comentario

deja tus comentarios aca